Era un día oscuro y sombrío, cuando de repente en la calle 113. Caminando tranquilamente vi como los edificios eran un poco extraños, tenían algo diferente. Seguí hacia delante y pude observar la pared tan extraña que había al final de la calle. Tenía unas letras ensangrentadas y ponía: "cuidado voy a por ti". Yo, aterrada de miedo, me di la vuelta y salí corriendo, pero ya era demasiado tarde: una enorme alcantarilla me impedía el paso, entré en ella y nunca nadie más volvió a saber nada sobre mí.
(Marta y Sara, 1ºE)
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