Érase una vez una princesa que de nadie se enamoraba. Sus padres iban buscando por los pueblos un hombre valiente, fuerte y apasionado para que protegiese a la princesa. Fueron probando con muchos hombres pero la princesa los rechazaba a todos, porque ella prefería reinar sola o con una persona que se fijara en la belleza que tenemos en el interior. Sus padres se decepcionaron mucho, ya que su hija no encontraba al hombre perfecto.
La princesa, angustiada, se encerró en su habitación. Pero su madre empezó a hacer pruebas para saber qué tipo de hombre le gustaba y del agobio ella se escapó.
Se fue a dar un paseo para desahogarse, mientras sus padres creían que permanecía en su habitación.
Cuando la princesa pasaba por el mercado se fijó en una mujer que parecía tener todo lo que ella buscaba: inteligencia, simpatía, amabilidad...y se quedaron hablando durante meses.
Se querían tanto que la princesa no volvió nunca más al castillo. Y vivieron felices y comieron guisantes.
(Paula Pina, Sara, Marta, 1ºE)
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