Era una noche cualquiera, estaba en casa de mis abuelos. Cuando fui al salón a buscarlos no estaban. Fui a su cuarto y vi a un hombre acurrucado en una esquina. Le toqué en el hombro. Se giró.
Tenía la cara llena de sangre y cortes. Se me quedó mirando y cuando fui a salir corriendo algo me lo impidió. Y aquí estoy en un sueño del que nunca pude despertar.
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