Yo pensaba que ese día iba a ser normal...¿Normal? Ingenuo de mí... Yo estaba solo en mi casa, eran las siete de la tarde y estaba viendo tranquilamente la tele. No se escuchaba nada más que eso: la tele. Pero como a los cuarenta y cinco minutos las luces empezaron a parpadear, y se podía escuchar perfectamente la respiración de alguien. ¡Zas! Las luces se apagaron. Me armé de valor y cogí la linterna del móvil y fui a investigar. A partir de ahí solo recuerdo cómo a las ocho, ese monstruo me atravesó el pecho con sus garras.
Me desperté sobresaltado, y aliviado de que solo fuera un sueño. Entonces, las luces empezaron a parpadear. Miré el reloj: eran las ocho menos cuarto.
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